4-1. Nueva exhibición doméstica del Mallorca

Trece jornadas después, esto ya no es una anécdota. El Mallorca suma 24 puntos, lleva toda la temporada en Europa y ha pasado por la piedra uno tras otro a todos los enemigos que le han rendido visita en Son Moix. El Zaragoza es la última víctima de un grupo que arrancó la competición con un triunfo sospechoso ante el Xerez, pero que desde entonces no ha parado de crecer hasta convertirse, por derecho propio, en un aspirante firme a ocupar una de las seis primeras plazas. Porque mirar hacia abajo es un desprecio para este vestuario. Manzano ha dado con la tecla desde la primera jornada. Por primera vez en mucho tiempo la grada tiene motivos para sentirse orgullosa de los futbolistas que defienden su camiseta.

El partido comenzó cerca de la portería de López Vallejo, y no salió de ahí salvo algún momento aislado. A los diez minutos el Mallorca había sumado dos oportunidades muy claras de gol. El goteo continuó incesante hasta que al final Aduriz aprovechó un error de la defensa aragonesa para rematar a portería vacía un pase de Castro. El vasco marcó dos goles, pero falló cinco. Si la tarde le hubiera llegado hace un mes, cuando estaba en estado de gracia, hubiera cortado las dos orejas y el rabo, porque las tuvo de todos los colores. Fue el día perfecto para un delantero. Un día de cinco goles, y seguro que él es el primero que sabe que desperdició la que quizás fue la mejor ocasión de toda su carrera profesional.

Artiz monopolizó casi todas las oportunidades de gol domésticas. Hasta que Manzano le dio descanso con el partido resuelto volvió loca a la defensa adversaria. Ni siquiera la veteranía de Ayala pudo taponar el socavón que el fútbol de seda que tejió el Mallorca en el medio campo provocó en el centro de la zaga de un equipo absolutamente perdido al que no valió ni siquiera con la indiscutible calidad de un medio campo poblado de buenísimos jugadores, aunque quizás falto de un poco más de sacrificio. Cuando Mateu Lahoz pitó el final de la primera parte la mejor noticia que le dieron al Zaragoza fue que todavía estaba vivo en el partido.

Claro que no por mucho tiempo. Marcelino no se atrevió a modificar nada en el descanso, y acabó pagando su cobardía con una goleada escandalosa. Cuando el balón volvió a ponerse en movimiento Aduriz tardó solo 30 segundos en plantarse solo ante López Vallejo. Perdió su oportunidad, pero a la siguiente sí hizo barraca. Luego, con el partido roto, Mario cabeceó un saque de falta, Keita se rió de toda la defensa adversaria y Ander Herrera maquilló el resultado casi en tiempo de descuento. La grada acabó loca, el palco no paró de sonreir y abajo los futbolistas de Manzano se lo pasaron en grande. Seguramente llegará una época de vacas flacas, pero ahora toda disfrutar de un estado de gracia que no entiende ni siquiera de malos farios. El entrenador nunca había ganado un partido con el Mallorca en diciembre. Eso se acabó. Ahora lo que toca es irse de vacaciones con la primera victoria fuera de casa de la temporada, y hay dos oportunidades por delante para conseguirla. Primero en Pamplona, luego en Málaga. Es difícil, pero este grupo se merece la máxima credibilidad.