Final de la Recopa Mallorca-Lazio. Hace diez años vivimos un gran sueño

A las nueve menos cuarto de la noche de hoy, 19 de mayo de 2009, se cumplirán diez años exactos. Un sueño hecho realidad que aquel día acabó en llanto pero que ahora, con la perspectiva de una década, adquiere su verdadera dimensión, porque como dijo Charles Chaplin, el tiempo es el mejor autor. Siempre encuentra un final perfecto.

El 19 de mayo de 1999, en la localidad inglesa de Birmingham, muy cerca de los bosques de Sherwood, el Real Mallorca disputó el partido de mayor trascendencia internacional de su historia. La final de la trigésimo novena edición de la Recopa. La última final de un torneo que echó el telón tras casi cuatro décadas, y cuyos últimos protagonistas procedían de las que entonces eran sin duda las dos Ligas más potentes de Europa, la española y la italiana.

Era la primera participación europea del Mallorca, que se había ganado el derecho a disputar la Recopa pese a perder la final de laCopa del Rey ante el Barcelona porque los azulgrana habían sido también campeones de Liga. Con Héctor Cúper en el banquillo y un equipo totalmente remodelado con relación a la pasada temporada, los mallorquinistas eliminaron al Heart escocés, al Genk belga y al Varteks croata antes de enfrentarse al poderoso Chelsea en semifinales. Contra todo pronóstico también cayeron los ingleses. Sólo quedaba un peldaño: la Lazio.

En 1999 el equipo romano era uno de los más ricos de Italia y su plantilla estaba trufada de futbolistas de máximo nivel, como los serbios Sinisa Mihailojic y Dejan Stankovic, el chileno Marcelo Salas, el checo Pavel Nedved, el argentino Matías Almeyda y los italianos Alessandro Nesta y Christian Vieri. La Lazio le discutía a Milan y Juventus la supremacía del scudetto, y de hecho fue campeón de Liga en la temporada siguiente a ganarle la Recopa al Mallorca.

Dirigido por el sueco Sven Goran Eriksson, que luego sería seleccionador inglés y más tarde mexicano, y que en aquel momento era uno de los entrenadores más importantes del mundo, el equipo italiano llegó a la ciudad de Birmingham como indiscutible favorito, a pesar de que, al igual que el Mallorca, se trataba de su primera final europea, y acompañado por más de 20.000 seguidores italianos, hambrientos por inaugurar su palmarés continental.

Aún cuando la superioridad rival fue manifiesta en la grada, el Mallorca tampoco estuvo solo en el Villa Park. Cerca de 7.000 aficionados se desplazaron a Inglaterra en avión o en autocar, estos últimos tras devorar por carretera miles de kilómetros, incluyendo el túnel submarino que separa el paso de Calais de la ciudad inglesa de Folkestone. Un día entero de viaje para llegar a Birmigham totalmente agotados, pero orgullosos por ser testigos de la historia.

A pesar de que la presencia del desconocido Mallorca en la final no entraba en sus planes -al disputarse en Inglaterra hubieran preferido un Chelsea-Lazio-, la UEFA trató con especial cariño la edición que iba a cerrar cuatro décadas de torneo de Recopa, y preparó un dispositivo digno de la Liga de Campeones, con su cúpula directiva encabezada por el veterano Lennart Johansson, de 70 años, que pocos meses antes había perdido las elecciones a la presidencia de la FIFA ante el alemán Joseph Blatter.

El Mallorca llegó a Birmingham con tres días de antelación y se hospedó fuera de la ciudad tratando de aislarse lo máximo posible. Héctor Cúper pudo contar con todos sus jugadores sin excepción, y eligió para la final a su once de gala. Durante muchos minutos el equipo tuvo la posibilidad de ganar el partido, pero un disparo terrible de Nedved desde fuera del área acabó con sus sueños. Rotos por la derrota, los futbolistas recibieron de manos de Johansson la medalla que les acreditaba como subcampeones. De los doce que alineó Cúper, hoy sólo quedan tres en activo, Ibagaza en el Villarreal, Lauren en el Portsmouth y Biagini en el Arsenal de Sarandí. Sin embargo, pertenecerán para siempre a la historia del Mallorca. Se lo ganaron.

El partido fue tremendamente igualado. Los italianos se adelantaron en el marcador a los siete minutos con un remate de Christian Vieri al que no llegó Roa, pero sólo cuatro minutos más tarde Dani estableció el empate tras recibir un pase de Stankovic, llevando la alegría a los 7.000 aficionados del Mallorca presentes en el Villa Park.

A partir de ese momento el campo se convirtió en un inmenso tablero de ajedrez desde el que ambos entrenadores movieron sus piezas con maestría. Cúper le ganó la partida aEriksson, y del Mallorca fueron las pocas ocasiones que se crearon, en especial una de Lauren y otra de Dani, pero ni el camerunés ni el catalán pudieron batir a Marchegiani, y cuando todo parecía conducir a la prórroga, Vieri y Siviero disputaron un balón por arriba, el italiano le hizo al argentino una falta que el árbitro no pitó, y en el rechace Nedved conectó una volea imparable para batir a Roa y darle a la Lazio una injusta victoria. Han pasado diez años y personalmente siento todavía la rabia de tener que aceptar un resultado así, pero como decía al principio el tiempo nos permite ver la perspectiva de los hechos, y lo que consiguió el Mallorca aquella noche en Birmingham, pese a perder, fue grande, muy grande. ¿Volveremos a vivir algo parecido alguna vez? Quién sabe. ¿Y por qué no?