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viernes, 16 de abril de 2010

1960, el año que el Mallorca cambió su historia


Las fotos de la época demuestran que era un fútbol más puro, mucho más cercano a la simiente de su origen. Un fútbol en el que los jugadores y el entrenador se trataban de usted, en el que no existían intermediarios, del que muy pocos salían millonarios y que se seguía desde las gradas con pasión y fervor, pero nunca con violencia y siempre con educación. Al fútbol se iba entonces con traje, corbata y en muchas ocasiones sombrero, fiel al patrón estilista del ciudadano de clase media de la España de Franco que recibía la nueva década de los años 60 sin más ambición que la de poseer algún día un Seat 600.
Mañana será un día especial en la historia del Mallorca. Muy especial. Este 17 de abril se cumple el 50 aniversario del primer ascenso a Primera División, culminado en el desaparecido campo de Vallejo, en Valencia, y gestado durante 30 partidos de una temporada que muchos todavía son capaces de relatar en primera persona, comenzando por el presidente que hizo posible aquella hazaña, el antiguo industrial textil Jaume Rosselló, muy próximo ya a cumplir 90 años, pero con la suficiente lucidez como para recordar los detalles de una Liga que situó al club mallorquín en el punto geográfico del fútbol español al que actualmente pertenece.
La prodigiosa aventura de llevar a Primera a un club que había pasado la mayor parte de su historia en Tercera División comenzó a mediados de los años 50, en plena Edad Media del Mallorca, con la caja de caudales vacía y las facturas amonontándose en la recepción. Sin más horizonte que la fase de ascenso a Segunda, en la que fracasaba año tras año, la afición recibió con agrado la llegada a la presidencia de Jaume Rosselló Pascual, un nativo de Binissalem de 35 años que era la envidia de Palma porque sus dieciséis dependientas no paraban de envolver bragas, toallas y calcetines en el establecimiento de su propiedad, “La Casa de los Saldos”, situado en la céntrica calle la Missió, y que estaba siempre lleno a rebosar.
Tal febril ansia de vender se debía a que cada dependienta tenía un pequeño beneficio sobre las piezas despachadas, por lo que cazaban el cliente al vuelo. Antes de llegar al fútbol Rosselló ya manejaba como un adelantado a su época el pago de premios o primas por objetivo, y por supuesto esa política la trasladó al Mallorca. Fue una de las claves de su éxito.
Acostumbrado a obtener siempre todo aquello que pretendía, Rosselló encajó mal que durante dos temporadas consecutivas el Mallorca fuera eliminado de la fase de ascenso, y por eso en el verano de 1958 decidió hacer borrón y cuenta nueva, y liquidó a toda la plantilla, salvo a los mallorquines Magín y Forteza, para construir desde cero un proyecto totalmente diferente.
Para dirigirlo eligió a Miguel Muñoz, recién retirado de la práctica activa del fútbol, pero pese a su amistad con Santiago Bernabéu fue incapaz de convencerlo para que le permitiera abandonar el banquillo del Plus Ultra. Bernabéu ya tenía decidido que el destino de Muñoz era el primer equipo del Real Madrid, y Rosselló tuvo que aceptar perder a la pieza que tenía en mente. Sin embargo, también del Real Madrid surgió su recambio, el argentino Juan Carlos Lorenzo, recomendado nada menos que por Alfredo Di Stéfano.
Lorenzo, todavía en activo en el Rayo Vallecano, aceptó la oferta del Mallorca, al que llegó en calidad de jugador-entrenador para forjar un equipo que en su primera temporada, todavía en Tercera División, batió todos los récords de la historia del club, marcando 103 goles en la Liga, encajado sólo ocho y perdiendo apenas un partido en todo el Campeonato. Luego, en la fase de ascenso, prolongó la racha eliminando primero al Sans y luego al Nástic y devolviendo al club a Segunda División.
Cumplido su primer objetivo, Rosselló no reparó en gastos para convertir al Mallorca en un firme candidato al ascenso, y reforzó la plantilla con futbolistas como Ricardo Zamora, hijo del legendario portero de la selección, el ex internacional Fernando Guillamón, el defensa central Angel Gómez Bolao o el genial Antonio Oviedo. Además, con la temporada ya comenzada incorporó al extremo pobler de 18 años Julià Mir y al delantero Pedro Laguardia.
El Mallorca se mantuvo arriba desde la primera jornada en base a su extraordinario dispositivo defensivo y llegó al final de la primera vuelta convertido en líder (esa temporada sólo ascendía el campeón de manera directa), pero en la recta final sufrió varios tropiezos y llegó a la última jornada en segunda posición. Por suerte el Córdoba perdió en Cádiz ante el San Fernando, lo que combinado a la victoria mallorquina en Valencia se tradujo en el esperado ascenso a Primera División.

2 comentarios:

lluis dijo...

podrias poner el nombre de todos los jugadores de la foto para el recuerdo. de los mas jovenes.

Santi Liébana dijo...

Grnadísima la foto y la historia para cualquier mallorquinista y mitómano que se precie. Por otro lado, Tomeu, tienes alguna foto del antiguo estadio de Bons Aires que se vea el campo y su entorno. Por lo que he ido viendo, el campo estaba entre Blanquerna, Bartolomé Pou, Gral Riera y Ausias March y la verdad es que ahora mismo es inimaginable.