Octavo aniversario de un partido que nunca tuvo que haberse disputado

Hoy es un día muy triste para la humanidad. El octavo aniversario del atentado terrorista más impactante de todos los tiempos. También es el octavo aniversario del debut del Mallorca en la Liga de Campeones. Tal noche como la de hoy, pero de 2001, el equipo se estrenó en la mejor competición del mundo con una victoria en casa ante el Arsenal, gracias a un gol de penalty marcado por Vicente Engonga. Fue un partido que nunca tuvo que haberse jugado, y de hecho los dos equipos estaban de acuerdo en aplazarlo 24 horas, pero la UEFA les obligó a saltar al terreno de juego y a disputarlo, pese a que nadie, ni profesionales ni aficionados, estaba con los ánimos necesarios para celebrar un día tan importante en la historia mallorquinista.
No es la primera vez que el destino ha sido cruel con el Mallorca marcando a fuego una fecha señalada. El 11 de marzo de 2004 el equipo jugó en el Tynecastle de Newcastle sólo unas horas después del atentado de Atocha. Por cierto, que esa noche yo estuve ahí, y nunca olvidaré el minuto de silencio del público inglés. No se oyó ni una sola mosca. Fue lo más respetuoso, solemne y emocionante que he vivido nunca en un campo de fútbol.