93 años en diez anécdotas (segunda entrega)

Ya que veo que los ánimos están caldeados, vamos a destensarnos un poco con la segunda entrega de las anécdotas de los 93 años de historia del Mallorca.

4. LA PREPOTENCIA DEL REAL MADRID. En 1962 el fichaje estrella del Mallorca fue el malagueño Pepillo. Procedente del Real Madrid, donde era suplente de Di Stéfano, costó la entonces inmensa cifra de un millón y medio de pesetas, mientras el jugador cobraba 700.000 pesetas por temporada. El Madrid vendió a Pepillo con la condición de que no podía ser alineado contra ellos, pero el presidente del Mallorca, Llorenç Munar, nunca llegó a firmar ningún documento al respecto, por lo que no estaba nada claro. Así, a falta de dos semanas para el partido ante el Madrid en Palma, llamó a Santiago Bernabéu para tratar de aclarar la situación, sin que en ningún momento el presidente blanco se dignara ni siquiera ponerse al teléfono. Eso indignó tanto a Munar que dio luz verde al entrenador para que alineara al delantero. El 30 de diciembre de 1962, en un estadio Lluís Sitjar abarrotado, el Mallorca goleó 5-2 al Real Madrid, con dos tantos de Pepillo.

5. "ESTE PORTERO NO SIRVE. ES MUY BAJITO". En 1975 el Mallorca jugaba en Tercera División y atravesaba graves problemas económicos. El entrenador era Manolo de la Torre, un personaje muy peculiar protagonista de anécdotas divertidísimas. Pero también un tipo tozudo y sin duda poco dotado para descubrir nuevos talentos. Esa temporada se negó en redondo a alinear a un joven portero que había fichado el Mallorca del Betanzos coruñés, y al que absolutamente todo el mundo, salvo él, veía como una figura en ciernes. Su argumento era que al ser muy bajito, no servía para jugar de portero. Cansado de ser suplente, y estando todavía en edad juvenil, al año siguiente se marchó gratis solicitando un cambio de domicilio y fichó por el Deportivo. ¿Quién era ese portero? Paco Buyo.

6. LOS LIBROS EN EL MAR. El final de la década de los 70 fue demoledor para el Mallorca, que atravesó una crisis tan profunda que le llevó al borde de la desaparición. Los derechos de los jugadores fueron subastados, la plantilla se encerró dos veces en el vestuario por falta de cobro y llegaron a cortarle al club la luz y el gas. De esa época quedan muchas anécdotas deliciosas, y sin duda una de las más divertidas es la del "asalto nocturno" que se produjo en las oficinas del estadio Lluís Sitjar. Pero lo más curioso del caso es que los presuntos ladrones no se llevaron ningún objeto de valor, sino tan sólo los libros de cuentas, que casualmente habían sido reclamados por las autoridades para llevar a cabo una inspección. El incidente acaeció en algún momento de la noche del cuatro de octubre de 1974. Varios meses más tarde, el tres de febrero de 1975, un pescador encontró flotando al borde del mar, en El Molinar, gran parte de esa documentación robada. Por supuesto, la menos comprometedora.

Mañana, tercera y definitiva entrega, con las cuatro últimas anécdotas. Y os sigo animando a que aporteis las vuestras propias.