Lo increíble de los milagros es que ocurren

Muy pocos conocen la obra de Gilbert Keith Chesterton, aunque seguramente muchos habrán visto en cine la adaptación de una de sus mejores novelas, El hombre que sabía demasiado. De Chesterton, un escritor inglés de comienzos del siglo XX que creó al primer sacerdote-detective, el Padre Brown, es la paternidad de una frase a la que está noche se agarra el Mallorca como un clavo ardiendo: Lo increíble de los milagros es que ocurren.

Sin ánimo de incurrir en tópicos esotéricos, lo cierto es que el partido del Bernabéu es algo así como un salto de fe. Un intento desesperado de demostrar que, como decía Chesterton, los milagros existen. Porque desde la lógica parece imposible pensar que el Mallorca pueda ser capaz de salir ileso de un estadio que ha devorado a sus últimos veinte visitantes. El Real Madrid lleva desde marzo de 2007 ganando todo lo que juega en casa. Liga, Copa y Champions. No ha hecho prisioneros. No ha dejado a nadie con vida.

Muchos han intentado acabar con una racha que ya dura casi un año. Todos han fracasado, pero uno de los que más cerca han estado de conseguirlo ha sido precisamente el Mallorca. En dos ocasiones. En la última jornada de la pasada temporada mantuvo el 0-1 hasta los 70 minutos. Y en esta Liga, hace un par de meses, volvió a alcanzar el meridiano de la segunda parte con ventaja en el marcador. En ambos casos le perdieron sus errores defensivos, esos momentos de falta de concentración que con tanta frecuencia padece el equipo, y que por supuesto el Real Madrid supo aprovechar para dar la vuelta a la tortilla.

Ese 4-3 del pasado once de noviembre sería hoy suficiente para alcanzar los cuartos de final. Una derrota con sabor a victoria. Como la de aquel verano de 1997 en Vallecas ante el Rayo. Pero quizás muchos corazones mallorquinistas no lo resistieran. Por eso Manzano planteará el partido desde la prudencia, tratando de mantener al Real Madrid y al árbitro lejos del área. Cuanto más lejos, mejor.

No hay alineación todavía, pero se intuye. Moyà vuelve al equipo, arriba estarán Arango y Trejo, y es muy probable que Nunes e Ibagaza sean también titulares. Es seguro que Manzano no repetirá la alineación del partido de ida porque Héctor se ha quedado en casa, quizás para librarle de un castigo similar al que le inflingió Robinho en la Liga en el Bernabéu. Tampoco Güiza ha viajado a Madrid, porque está entre algodones y el cuerpo técnico prefiere reservarle para el partido del próximo domingo ante el Levante.

En cuanto a Schuster, sólo ha introducido un ligero cambio de cromos con relación a lo que mostró en el ONO Estadi. Esta vez le da descanso a Raúl y juega Van Nistelrooy. El resto, los mismos, con la obligada ausencia por lesión de Pepe, al que sustituirá el italiano Cannavaro. Tampoco esta vez va convocado Casillas. Dudek volverá a ser titular.

La expedición mallorquina permanece desde anoche en Madrid con Pere Terrasa y Nando Pons como cabezas de grupo, aunque no se descarta que hoy viaje el presidente Grande. También se espera un pequeño grupo de aficionados, e incluso a un puñado de paisanos de Manzano que tomarán coche desde Bailén convencidos de que van a asistir a otra hazaña de su vecino en el Bernabéu.

Y es que, pese a todo, la víspera destila cierto aroma triunfalista. Da la sensación de que ésta es una noche de las predestinadas a pasar a la pequeña historia del mallorquinismo, aunque por supuesto nadie quiere declararse optimista. Sobre todo en público. Sería una imprudencia imperdonable. Y más ante el Real Madrid...y Medina Cantalejo.