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viernes, 21 de diciembre de 2007

Sobre Arango


Me pregunta gente del foro del Mallorca (que por cierto, sigo mucho y me parece genial, enhorabuena a todos los que lo hacéis posible, entre ellos mi amigo Xisco Amengual)) que dé mi opinión sobre Juan Arango. Ahí va.
Sin duda es un jugador peculiar. Unico en su género. Si analizas sus condiciones, te preguntas por qué no está en un equipo grande, porque teóricamente lo tiene todo: tiene gol, que es la principal virtud de un futbolista de medio campo para arriba (segundo máximo goleador en la historia del Mallorca en Primera División), va bien de cabeza tanto defensiva como ofensivamente (os aconsejo que os fijéis, sobre todo en Palma, cuando podeis ver el partido desde el campo, en la cantidad de balones que saca por arriba en las jugadas estratégicas en contra), saca las faltas como un maestro (aunque últimamente haya bajado su porcentaje de aciertos), le pega al balón que lo rompe (acordáos de los goles que ha marcado desde fuera del área), técnicamente está muy bien dotado, y además puede adaptarse a diferentes posiciones. Ah, y otra cosa en la que no sé si habéis reparado o no. Parece de hierro. Nunca se lesiona, jamás tiene problemas musculares, ni aunque en la misma semana haya tenido que viajar a la otra parte del mundo. Eso quiere decir que su índice de partidos jugados por temporada es altísimo. ¿Conocéis algún otro jugador que se haya recuperado tan rápido después de un incidente tan traumático como el que tuvo con Javi Navarro? No sólo volvió en un plazo récord, sino que lo hizo sin ninguna secuela física ni psíquica.
Ninguna de las cualidades que os he mencionado es subjetiva. Sin duda, seáis o no partidarios de Arango, nadie puede negárselas. Son etiquetas que, presentadas ante cualquier entrenador del mundo, le avalan como futbolista. Nadie se negaria a tener a alguien así sobre el terreno de juego. A Alguien que en cualquier momento te puede marcar un gol, ya sea de falta, con un cabezazo tras saque de falta o de córner, o con un cañonazo desde fuera del área.
Ahora bien. Existe una segunda parte. Y es la traslación de todas estas cualidades positivas al terreno de juego. Y ahí es donde aparece su lado oscuro, el de un jugador habitualmente indolente y sin duda poco participativo, capaz de provocar la exasperación de la grada porque da la sensación de que está ausente, de que el partido no va con él.
Puestas sus dos facetas en una balanza, va a gusto del consumidor, pero ya veréis como las generaciones venideras de mallorquinistas, los que no le hayan visto sobre un campo de fútbol, llegarán a considerarle como una leyenda. ¿Por qué? Por sus números. Ahí arrasa a cualquiera. Fijáos en esta temporada. Lleva cinco goles, ninguno de penalty. Juega mal, es cierto, pero su efectividad le convierte en indispensable. Yo entiendo al entrenador. Y seguramente vosotros en su lugar haríais lo mismo, si sois capaces de analizarlo despojándoos de vuestra camiseta mallorquinista.
No me considero un fan de Arango, sólo trato de ser objetivo. En el fútbol profesional sólo cuentan los resultados, y estos demuestran que estamos hablando de un jugador que marca una media de 10 goles por temporada y que suele jugar entre 35 y 37 partidos. ¿Dónde estaría el Mallorca si tuviera a tres más como él que igualaran estos números? Seguramente me diréis que en un equipo grande fracasaría. Quizás sí, pero éste no es nuestro escenario. En el del Mallorca, más allá de su indolencia o de su pasotismo, es muy, muy rentable.

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