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sábado, 24 de mayo de 2008

25 años de un ascenso histórico


Esta semana, concretamente el pasado jueves, se cumplieron 25 años desde que el Mallorca ascendiera a Primera División en la temporada 82-83. Un ascenso que marca un antes y un después en la historia del club, porque fue el inicio de la era moderna de la entidad. Y si no, daos cuenta de un detalle que lo dice todo. Antes de ese ascenso, en 67 años de existencia, el Mallorca sólo había jugado cinco temporadas en Primera División. En cambio, de los últimos 25 años se ha pasado 17 en la máxima categoría. De ahí la tremenda importancia de aquel resultado en el Santiago Bernabéu que, por cierto, fue una derrota.
Para comprender la enorme trascendencia de aquel ascenso, os sitúo en la época, comienzos de los años 80. A finales de los 70 el Mallorca estaba en Tercera y era el hazmerreir del fútbol español, porque fue el primer club cuyos jugadores se encerraron en un vestuario por falta de cobro. La situación fue empeorando hasta tal punto que llegaron a cortar la luz y el agua del Lluís Sijtar. La entidad estaba al borde de la desaparación, pero la llegada de Miguel Contestí en 1978 lo cambió todo.
Con Contestí el Mallorca recuperó no sólo su dignidad, sino su condición de equipo grande, porque en cuatro temporadas, desde la 79-80 hasta la 82-83, pasó de Tercera a Primera División. Un hito increíble que tuvo su culmen en el Santiago Bernabéu un 22 de mayo de 1983.
A falta de tres jornadas para el final, con el Murcia ya ascendido a Primera División, al Mallorca le bastaba un punto para lograr su objetivo. Pero primero perdió en Alicante ante el Hércules y luego en casa ante el Cádiz, en un partido alucinante en el que el salvadoreño Mágico González le marcó a Reus un gol de falta desde un ángulo inverosímil, y en el que el portero gaditano, Claudio, ex del Sporting de Gijón, lo paró absolutamente todo.
Así las cosas, a la última jornada se llegó con el Mallorca segundo, en posición de ascenso, con 46 puntos; el Deportivo tercero, con 46 también, y el Cádiz cuarto, con 45. Al no existir entonces la triple puntuación por victoria, al Mallorca le bastaba con empatar en el Santiago Bernabéu ante un Castilla que no se jugaba absolutamente nada, y en el que por cierto hacía pocos partidos que había debutado Emilio Butragueño. El Cádiz recibía en cada al Elche, también a salvo de cualquier contingencia, y el Deportivo en Riazor al Rayo Vallecano, igualmente en tierra de nadie.
En el Ramón de Carranza el Cádiz encarriló pronto su partido con dos goles de Mejías, pero tanto en Madrid como en La Coruña ni Mallorca ni Deportivo eran capaces de ganar. A la media hora justa, en una jugada de Butragueño, marcó el catalán Julià para el Castilla, y casi simultáneamente el Rayo se adelantó en Riazor con un gol de su delantero Pozo, para ampliar poco más tarde su ventaja con otro tanto del centrocampista Benito.
Conocedor de que estaba caminando sobre un alambre, el Mallorca forzó la máquina en Madrid, pero fue en vano. El Castilla se encerró y el equipo que dirigía Lucien Müller fue incapaz de superar la ansiedad y de crear ni siquiera una ocasión de gol. A todo ello, mediada la segunda parte el Deportivo redujo diferencias con un gol de Ballesta. En aquella situación, otro tanto gallego le daba el ascenso en perjuicio del Mallorca.
Cuando acabó el partido en el Bernabéu con el 1-0 quedaban todavía ocho minutos en Riazor. Sobre el césped, mordiéndose las uñas, los jugadores del Mallorca y el cuerpo técnico aguardaban con el alma en vilo el final del Deportivo-Rayo, mientras en las gradas 5.000 mallorquines permanecían pendientes del transistor, contínuamente vilipendiados por los seguidores del Real Madrid (lo digo por propia experiencia porque yo era uno de aquellos 5.000). Fueron sólo ocho minutos, pero parecieron ocho días, porque de repente en la grada que ocupaban los madridistas se corrió la voz de que el Deportivo había empatado, e incluso llegó a aparecer en el marcador simultáneo del Bernabéu el 2-2. No fue apto para cardíacos, pero finalmente acabó el Depor-Rayo con el 1-2. El Mallorca era de nuevo equipo de Primera División.
Mucho se habló entonces de la prima que el Mallorca le había ofrecido al Rayo por ganar. Seguramente la misma que el Deportivo le prometió al Castilla. Ambas surtieron efecto, pero cuando de verdad se montó el escándalo en La Coruña fue cuando el Mallorca anunció, pocos días después, que sus dos primeros fichajes para la próxima temporada eran dos jugadores del Rayo, Izquierdo y García Jiménez.
De aquel Castilla-Mallorca os podría contar muchas cosas porque tuve el privilegio de vivirlo en primera persona, como aficionado, pero sobre todo os diré que fue la primera vez en la historia del club en la que se produjo un éxodo masivo de seguidores. 5.000 mallorquinistas estuvieron en el Bernabéu, muchos de ellos, como fue mi caso, después de un agotador viaje en barco hasta Valencia y luego hasta Madrid en autocar. Pero valió la pena. Vaya si la valió.
El equipo que jugó aquel día fue el formado por Mallo, Zuviría, Dacosta, Gallardo, Juanito I, López (Barrachina), Delgado, Higuera (Orellana), Riado, Nichiporuk y Barrera. Os dejo una foto de un histórico, Rafa Gallardo, uno de los dos jugadores de aquel equipo (el otro era Juanito I) que ascendió con el Mallorca de Tercera a Primera.

3 comentarios:

Gontxo dijo...

Hola Tomeu!

No era consciente de tales andanzas para conseguir el ascenso, cuando además yo en el año 83, era en el que nací no pude vivirlas (ni disfrutarlas).

Mi padre estuvo en aquel partido, pero porque ya se vino a vivir a Madrid, y me ha contado esas anecdotas, además de tener cierta tirria al Depor (o el Coruña como se deci antes jeje).

Se que en un periodista es menos comun que si lo cuenta otro señor sin tener relacion con los medios, pero a mi no me importaria que conteases mas detalles de aquel partido. Y joder! Que son de los que si salen bien, se disfrutan de por vida.

Hay partidos inolvidables que dejan un sabor de boca y ganas de contarselos a la gente, hasta que te dicen, bueno vale, que tal... y mientras tanto seguir con la cara iluminada.

neKROso dijo...

Hola Tomeu!!! Muchas grácias por la crónica y por la estupenda foto de Rafa Gallardo.

Anónimo dijo...

Yo recuerdo el partido contra el Cádiz en Palma y escuchar el partido del Castilla por la radio. Fue horroroso, pero con final feliz.
En situaciones de ascensos o descensos, el Mallorca suele salir bien parado. Cuando ha bajado, lo ha hecho sin tener excesivas opciones de salvarse, pero nunca falla si depende de él. Y para subir pues lo mismo. (menos el primer año contra el Rayo).
Me acuerdo del portero del Cádiz, Claudio. Un tipo con barba. Dices que lo paró todo, pero, si no recuerdo mal, el 1-0 de Barrera se le pasó entre las piernas