Quince disparos a puerta, doce entre los tres palos y más de media docena de oportunidades de gol. Son números de goleada. O al menos deberían serlo, pero el fútbol no es como el baloncesto. Aquí las estadísticas importan poco, y hoy el Mallorca sólo puede recurrir a ellas para autoflagelarse y recordar una tarde de histeria en la que debe conformarse con haber rescatado un punto en el anochecer de un partido en el que sus propios errores le costaron muy caro.
El Mallorca fue tan superior al Almería que debió haber resuelto todo en media hora, pero una vez tras otra sus delanteros se empeñaron en ejecutar la cuadratura del círculo, y en justa compensación a tanta ineficacia la defensa decidió echar una mano para convertir el partido en un despropósito. Durante mucho rato el equipo fue perdiendo y en el estadio no se lo creía nadie. Al final, muy al final, Güiza sacó la ballesta y clavó su tercera flecha en el corazón de un recién llegado a Primera División, pero el consuelo del empate no sirve para justificar tantos errores, en una tarde en la que hubo muchos motivos para invocar la imagen de impotencia que se desparramó durante la primera vuelta de la pasada temporada.
1 comentario:
Lo de ayer inexplicable. No se puede necesitar 16 ocasiones para marcar. Lo de Arango ruinoso, ayer Cobeño parecia tener un iman y encima la defensa mas insegura desde hacia mucho tiempo.
Menos mal que los cambios surtieron efecto. Tanto Basinas frente a un Pereyra desaparecido, y Borja Valero, que mostro grandes detalles.
Y a Tuni, elogiarle que no desentonó pese a tener que jugar en una posición que no es la suya, pero a Hector si hay mucho que criticarle, que vaya partido se marcó en defensa.
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