
A partir de ahora ya no se va a hablar más de los árbitros. Ni una sola manifestación. El club ha impuesto una ley del silencio que se extiende a la directiva, a la plantilla y al cuerpo técnico. Pase lo que pase, nadie va a abrir la boca. Han llegado a la conclusión de que, en la situación arbitral actual, es lo mejor que pueden hacer.
No sé, espero equivocarme pero me cuesta creer que si el próximo domingo en Pamplona vuelve a producirse un expolio, todos se queden callados.
Pufff, no se si es mejor o peor, si va a servir de algo, si se cumplirá... De todas maneras comienza a ser escandoloso.
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